Alma mía,
he besado tus sueños y han crecido,
haz desafiado la adultez
con tu trazo de caracol,
y al danzar haz convertido el tiempo
en espiral de alegría.
Tus pasos dibujan melodías,
y tu voz canta promesas
a un mundo más luminoso.
Alma mía,
la música vive en tu risa,
el baile en tu corazón,
y yo, solo soy testigo de tu vuelo.
Hoy te abrazo en silencio
agradeciendo tu fuerza, tu arte y tu libertad.
Baila, hija mía,
sin temor y con dulzura.
Vibra con la fuerza de la vida
que hoy te reconoce mujer.